El olivo es un árbol que prolifera sobre todo en zonas cálidas, como los campos del Mediterráneo y zonas del interior de Andalucía, donde el sol acompaña su crecimiento. A pesar de todo, los árboles de oliva pueden crecer en la mayoría de climas ligeramente cálidos, siempre cuando las temperaturas en invierno no lleguen a bajo cero.
Si tú también quieres tener un olivo pero no sabes qué pasos tienes que seguir para su cultivo, estás en el sitio indicado. En este post analizamos paso a paso cada uno de los aspectos a tener en cuenta para cultivar un olivo. Desde la semilla hasta el fruto.
Pasos a seguir para cultivar un olivo
Tres son los pasos esenciales a la hora de cultivar con éxito un olivo: cosechar el carozo, sembrar los carozos de aceituna y trasplantar al exterior.
Cosechar el carozo
Antes de nada, debes saber qué tipo de árbol quieres cultivar. Existen cientos de variedades en todo el mundo. Lo mejor que puedes hacer es informarte de forma significativa sobre tu zona para determinar qué tipo de olivo crecerá con éxito.
Un vez sepas cuál es el árbol que mejor se adapta a tu terreno, reúne las aceitunas. No sirve con comprarlas en el supermercado, puesto que el producto que se comercializa ha sido tratado químicamente.¿Cuál es la mejor opción? Coger el fruto del propio árbol. Si no tienes acceso a un árbol de olivo, muchos huertos grandes de árboles frutales pueden enviarte semillas directamente.
Cuando ya tengas las aceitunas, colócalas en un balde y dales pequeños golpes para soltar el fruto. Remójalas con agua tibia y déjalas así toda la noche. A continuación, elimina los restos de agua con la ayuda de un esponja o cepillo. Frota ligeramente.
Después, con la ayuda de un cuchillo, corta el extremo. No rompas por completo la cáscara, sino la semilla quedará inservible. Haz un pequeño agujero y remoja durante 24 horas en agua tibia.
Sembrar los carozos
Ahora llega el momento de colocar los carozos en una maceta llena de tierra. Mezcla bien y agrega un poco de agua. Planta la semilla y aprieta suavemente.
Después, coloca la maceta en una zona cálida y luminosa. Por ejemplo, cerca de una ventana. No te olvides de regar con cierta frecuencia la semilla, pero sin llegar a ahogarla.
Trasplantar al exterior
Una vez empieza su germinación, continua regándola hasta que sea lo suficientemente grande para proceder a su traspaso. Lo ideal es trasplantar el árbol entre agosto y septiembre, así se asentará antes de la llegada del invierno. No te olvides de regarlo con frecuencia.
Una vez está plantado en el exterior, tendrás que espera algunos años hasta obtener sus frutos. Con cientos de variedades es difícil predecir cuándo el árbol empezará a producir frutos, pero en tres años puedes estar viendo algunos frutos.
Ah, y no te olvides de podarlo de vez en cuando 😉