El acebuche es el nombre común que se emplea para designar una especia de olea europaea (olivo), de forma botánica se conoce específicamente como olea europaea sylvestris, ya que crece en lugares secos del mediterráneo.
El acebuche produce aceitunas de tamaño pequeño conocidas como acebuchinas que sirven de alimento otoñal para las aves cuando estas necesitan aportes extraordinarios de grasas. Otra característica importante del acebuche es que puede adaptarse perfectamente a todo tipo de suelos, tolerando muy bien el verano de la zona mediterránea, no obstante, cuando se trata del frío y las heladas su tolerabilidad es muy baja.
En su hábitat silvestre el acebuche suele encontrarse con otro tipo de plantas como por ejemplo quejigos, alcornoques y encinas.
Si bien es un árbol generalmente suele encontrarse en forma de arbusto, ya que es un alimento adecuado para el ganado y el consumo de este impide un crecimiento óptimo, no obstante, esta interacción con su entorno natural se corrige y el acebuche puede llegar a alcanzar una longitud de 10 metros.
Actualmente el acebuche se emplea para la producción de aceite ecológico de gran calidad.
¿Cuándo sembrar el acebuche?
El acebuche se siembra en cualquier época del año, aún así, existen algunos momentos que resultan más propicios pues favorecen la adaptación, el enraizamiento y el crecimiento del olivo en el terreno.
Existen dos estaciones apropiadas para la siembra de este olivo, cada una de ellas presenta ventajas y desventajas:
- Primavera: Esta estación procura un periodo prolongado de crecimiento antes de que las plantas deban soportar las primeras heladas, por ello es la mejor época para sembrar el acebuche. No obstante es importante evitar las heladas tardías y se debe prestar especial atención al riego, al crecimiento de malezas y a las plagas de hormigas.
- Otoño: Esta estación es menos adecuada que la primavera ya que la planta dispondrá de un tiempo muy corto antes de que tengan lugar las primeras heladas. No obstante, las plagas de hormigas se minimizan, los requerimientos de riego se reducen y la competencia de malezas es menor.
En invierno (por las bajas temperaturas y las heladas) y en verano (por las temperaturas extremas y la demanda de agua) no es aconsejable sembrar acebuches ya que la supervivencia de la planta estaría en peligro.
¿Cómo podar y cuidar el acebuche?
La poda del acebuche debe realizarse por primera vez cuando el árbol ya esté establecido y esta poda se conoce como una “poda de formación”, ya que determinará la forma que tendrá el olivo en sus etapas posteriores.
Para realizar la poda de formación deberán eliminarse aquellas ramas que sobresalgan del diseño general, procurando que el árbol adquiera una apariencia armónica.
Las podas posteriores deben ser podas más ligeras, también conocidas como podas de producción. Se conocen como podas ligeras ya que una poda inapropiada o excesiva tendría un efecto depresor sobre el crecimiento del acebuche.
Para realizar podas ligeras se debe proceder de la siguiente forma:
- Eliminar las ramas que obstaculizan las faenas de cultivo.
- Eliminar aquellas ramas que se entrecruzan y cierran la copa.
- Eliminar madera para revitalizar el crecimiento de la planta.
Es preferible que las podas del olivo se realicen en primavera ya que de esta forma, gracias a la mayor presencia de savia las heridas cicatrizarán mejor y se generarán más brotes.
Junto a la poda, otros cuidados del acebuche que debes tener en cuenta para lograr un óptimo crecimiento y producción son los siguientes:
- Abonado: El abonado debe realizarse en los meses de noviembre y marzo, antes de que finalice el invierno. Se requiere un abono granulado compuesto que sea rico en fósforo, nitrógeno y potasio. Durante el primer año de vida es necesario medio kilo de abono por árbol, pero a partir del segundo año puede utilizarse un kilo de abono por cada olivo. El abonado con estiércol también puede ser un buena opción pero deberá aplicarse únicamente cada dos años.
- Riego: Obviamente el riego dependerá de múltiple factores, como las condiciones climáticas y el tipo de suelo, no obstantes, los olivos jóvenes no tienen grandes requerimientos de agua. De forma genérica un aporte aproximado de 40 a 50 litros de agua semanales por planta será suficiente para mantener la tierra y evitar la formación de bolsas de aire cercanas a las raíces. En los meses de mayor demanda pueden requerirse 70 litros de agua semanales y en los meses de menor demanda este mismo aporte puede realizarse de forma quincenal.
- Control de malezas: El control de malezas alrededor del olivo es fundamental durante los primeros años ya que estas especias entran en competencia absorbiendo agua y nutrientes. Pueden controlarse por medios mecánicos (empleando una azada por ejemplo) y en el caso de querer emplear herbicidas estos deben ser de contacto.
- Fumigación: La fumigación tiene como objetivo evitar las plagas en el olivo, debe realizarse de forma previa a la recolección, a partir de la segunda mitad de julio. Debe utilizarse un compuesto específico para eliminar la mosca que esté enriquecido con cobre y abono foliar. Obviamente, si se pretende la producción de aceite de oliva ecológico es imprescindible que los productos empleados para este fin cuenten también con la categoría de ecológicos.
- Labranza: Puede realizarse tres veces al año, siendo imprescindible en los meses de mayo a junio y de septiembre a octubre. Es importante que sólo se remueva la parte superficial de la tierra, sin pasar nunca los 20 centímetros de profundidad, ya que en estos casos las lluvias podrían desmineralizar la tierra.
¿Cuándo cortar el acebuche?
El acebuche debe cortarse en enero y con luna menguante, de esta forma, debido a una presencia prácticamente nula de salvia la madera no se agrieta y se consigue en su mejor estado posible, con unas tonalidades muy atractivas y un genuino aspecto envejecido.
No obstante, su uso en carpintería suele estar bastante limitado al tratarse de una madera muy dura y que tiende a agrietarse a pesar de que se haya cortado en la época adecuada.